MÁS SOBRE LA TOXOPLASMOSIS

La enfermedad

¿Que es la Toxoplasmosis?

La toxoplasmosis es una infección causada por un parásito unicelular llamado Toxoplasma gondii que puede infectar cualquier célula de nuestro cuerpo y de otros organismos.

El parásito se encuentra en todo el mundo y en Argentina se estima que entre el 30 y el 50% de la población puede estar infectada con el parásito.
El parásito puede persistir durante toda la vida en el cuerpo de los seres humanos (y otros animales) y es una infección crónica. En la mayoría de los casos, los síntomas son leves e incluso no nos damos cuenta de que nos infectamos porque el sistema inmunológico de una persona sana puede controlar la enfermedad. Actualmente se investigan los efectos a largo plazo de la persistencia de la infección.

Las mujeres embarazadas y las personas que tienen el sistema inmunológico comprometido deben tener cuidado; para ellos, una infección por Toxoplasma podría causar serios problemas de salud.

¿Que trastornos puede traer la enfermedad?

Personas sanas

Las personas sanas que se infectan con toxoplasmosis en general no presentan síntomas graves y no saben que se infectaron. Los primeros días de la infección pueden aparecer síntomas muy similares a los de un resfriado (ganglios linfáticos inflamados, dolores musculares, etc), que duran semanas y después se desaparecen. También pueden presentar problemas de visión, cefaleas, entre otros.

 

Una vez que la persona se infecta, el parásito permanece latente en el cuerpopuede reactivarse frente a una baja de las defensas de la persona. 

 

En los últimos años las investigaciones señalan que la infección crónica no resulta inocua para el organismo y se la puede asociar con afecciones neurocognitivas, del comportamiento, la visión, complicaciones cardíacas, metabólicas y la prognosis de otras enfermedades como Esquizofrenia, Alzheimer y Parkinson entre otras.

De madre e hijos (cóngenito)

Uno de los grupos de riesgo más relevantes para esta infección son las embarazadas. Si la mujer se infecta de toxoplasmosis durante o justo antes de quedar embarazada, puede pasar la enfermedad a su hijo (transmisión congénita).  

El daño al feto es generalmente más severo cuanto antes ocurra en el embarazo y puede producir:

  • Señales de toxoplasmosis congénita en el recién nacido (ej. Hidrocefalia, malformaciones). 
  • Nacer sin vida
  • Aborto espontaneo 

También puede ocurrir que no se manifiesten síntomas graves en lo inmediato, pero si a largo plazo como pérdida de la visión, afecciones auditivas, enfermedades neurológicas o convulsiones. 

Personas con enfermedad ocular

La enfermedad ocular producida por la toxoplasmosis puede darse por una infección adquirida o congénita.

En el caso de infecciones congénitas, las lesiones producidas en el ojo muchas veces no son identificadas en el momento del nacimiento, pero sí ocurren durante el crecimiento y la adultez en el 20 a 80% de los casos.

La infección toxoplásmica que se manifiesta a nivel ocular también puede ser adquirida a través del consumo de agua o alimentos contaminados con Toxoplasma. Existen variantes del parásito que circulan en Argentina que son más agresivas a este nivel y se manifiestan generando sintomatología.

La infección ocular conduce a una lesión inflamatoria aguda en la retina, que cuando se resuelve deja cicatrices en este tejido. Los síntomas de la enfermedad ocular incluyen

  • Dolor ocular
  • Sensibilidad a la luz (fotofobia)
  • Lagrimeo
  • Visión borrosa

La enfermedad en el ojo puede reactivarse después de meses o incluso años y cada vez que ocurre provoca daños mayores en la retina. En casos graves puede llegar a la ceguera.

Personas inmunocompetentes

La Toxoplasmosis puede tener consecuencias graves en personas inmunocomprometidas. Dentro de estos grupos de riesgo se encuentran personas que cursan infecciones como el VIH o que se someten a terapias de inmunosupresión por ejemplo en tratamientos contra cáncer. 

 

Las personas que se infectaron con toxoplasmosis antes de la inmunosupresión corren el riesgo de desarrollar una reactivación de la toxoplasmosis. Por ejemplo, una persona VIH positiva, que ha reactivado la infección con Toxoplasma, puede tener síntomas que incluyen fiebre, confusión, dolor de cabeza, convulsiones, náuseas, falta de coordinación y cursar una encefalitis toxoplásmica. Del mismo modo, aquellas personas sometidas a inmunoterapias deben controlar posibles reactivaciones de la toxoplasmosis.

 

En las mujeres inmunocomprometidas que están embarazadas se puede reactivar la infección y conducir a toxoplasmosis congénita.

 

Pacientes sometidos a tratamientos de inmunosupresión por ejemplo por transplantes deben controlar las reactivaciones de la infección tanto propias como las que pueda portar el órgano transplantado.